domingo, 23 de enero de 2011

Investigación participativa. Hall y Kassam

La descripción más corriente de la investigación participativa es la de una actividad completa que combina la investigación social, el trabajo educativo y la acción. La combinación de estos elementos en un proceso interrelacionado ha aportado tanto la estimulación como la dificultad a aquellas personas ocupadas en la investigación participativa o a aquellas que han intentado emprenderla. A continuación se indican algunas características de su proceso. a) El problema a estudiar tiene su origen en la propia comunidad o en el propio marco laboral. b) El objetivo final de la investigación es la transformación estructural fundamental y la mejora de las vidas de aquellos que están afectados. Los beneficiarios son los trabajadores o las personas relacionadas. c) La investigación participativa atañe a aquellas personas del marco laboral o de la comunidad que controlan el proceso de investigación. d) La investigación participativa se basa en el trabajo relativo a una extensa variedad de grupos explotados u oprimidos: inmigrantes, trabajadores, pueblos indígenas, mujeres. e) Uno de los papeles fundamentales de la investigación participativa es reforzar el conocimiento de las personas en cuanto a sus propias habilidades y recursos, y apoyar la movilización o la organización. f) El término «investigador» se refiere tanto a las personas de la comunidad o del marco laboral que efectúan la investigación, como a aquellas personas que poseen una formación especializada. g) Aunque las personas que tienen unos conocimientos y una formación especializados generalmente son ajenos a la situación, son participantes y estudiantes comprometidos en un proceso que conduce a la militancia y no a la objetividad. 1. Los orígenes de la investigación participativa Es importante reconocer que aunque el término «investigación participativa» puede ser nuevo, los intereses que abarca tienen una historia y una continuidad en las ciencias sociales. Muchas de las ideas que están encontrando una nueva forma de expresión surgen de los primeros trabajos prácticos realizados por Engels durante su primera época, en su defensa de la clase obrera de Manchester. La entrevista estructurada —L ‘Enquête Ouvriére—, empleada por Marx con obreros de fábricas francesas, es frecuentemente otro de los antecedentes olvidados. En épocas más recientes, los aspectos del trabajo realizado por Dewey, George Herbert Mead y el Instituto Tavistock de Londres han perfilado algunos métodos de investigación social que tienen una base que nada tiene que ver con la epistemología positiva. A finales de la década de 1950 y a principios de los años 60, el ejemplo dominante de la investigación internacional lo constituía una versión del modelo norteamericano y europeo basado en el empirismo y el positivismo, que se caracterizaba por una atención a la construcción y al rigor del instrumento definidos por una precisión y una posibilidad de repetición estadísticas. Gracias a unos elaborados mecanismos de becas internacionales, intercambios culturales y la formación de investigadores en Europa y Norteamérica, este paradigma dominante llegó a abarcar al Tercer Mundo. Los métodos de investigación, a través de una ilusión de objetividad y credibilidad científicas se convirtieron en una manifestación más de la dependencia cultural. La reacción del Tercer Mundo —comenzando por Latinoamérica— ha tomado diversas formas. Los teóricos de la dependencia como, p. ej., Das Santos, Frank Amin y Leys, han señalado algunos de los mecanismos de la dependencia económica y cultural. Por lo tanto, en el campo de los métodos de investigación, las perspectivas del Tercer Mundo han surgido de una reacción ante los enfoques desarrollados en Norteamérica y en Europa; unos enfoques que no tan sólo han sido creadas en unos marcos culturales distintos sino que también contribuyen a unas distinciones sociales ya existentes. La contribución del Tercer Mundo a los métodos de investigación de las ciencias sociales representa un intento de encontrar algunas formas de descubrir unos conocimientos que funcionen mejor en unas sociedades donde la interpretación de la realidad está en un segundo plano con respecto a los cambios de esa realidad. La experiencia práctica de lo que se estaba llegando a conocer como «investigación participativa» se produjo en el trabajo realizado por el Departamento Tanzano de Distribución de Recursos y Planificación de Uso de la Tierra. En este caso, Marja Liisa Swantz y unos equipos de estudiantes y trabajadores de las aldeas, primero se ocuparon de los temas de la juventud y el empleo en la zona de la costa, y posteriormente hicieron estudios sobre las causas socioeconómicas de la desnutrición en la zona central del Kilimanjaro. La visita realizada por Paulo Freire a Tanzania en 1971 fue un estímulo para muchos científicos sociales, que, en otro caso, no hubieran estado tan impresionados por la experiencia existente de muchos educadores da adultos o trabajadores del desarrollo comunitario. Lo que ocurrió en Tanzania, a una escala más pequeña, había empezado a ocurrir en Latinoamérica a principios de la década da 1960. Estimulados parcialmente por al éxito de la revolución cubana, los científicos sociales latinoamericanos comenzaron a estudiar unas formas de investigación mucho más comprometidas. Uno de los papeles más influyentes de Paulo Freire ha sido la de atraer la atención de personas de otros lugares del mundo con respecto a algunas de las ideas actuales de los científicos sociales latinoamericanos. Su trabajo sobre la investigación temática, primero en Brasil y posteriormente en Chile, fue una expresión de esta búsqueda. Otros como, p. ej., Beltrán y Gerace Larufa, han estado involucrados en investigación y acción, (Beltrán, 1976; Geraca Larufa, 1973). En Colombia, Fals Borda (1980) y otros han participado en investigación y acción, mientras que los Darcy de Oliveira han concienciado a las personas respecto al valor de la observación militante (Darcy de Oliveira y Darcy de Oliveira, 1975). 2. No tan sólo en el Tercer Mundo Mientras que el término específico «investigación participativa» surgió en el Tercer Mundo debido a unas crisis causadas por los conceptos disfuncionales de la investigación objetiva de una sola dirección, en un mundo lleno de problemas inmediatos y urgentes, se producía una progresiva concienciación en Europa y Norteamérica. Se redescubrió la Escuela de Frankfurt a través de Habermas y de Adorno. La sociología de acción pasó a ser uno de los puntos del orden del día de la mayoría de reuniones académicas. En Suiza, las investigaciones del desarrollo de currícula adaptaron las metodologías de la investigación política según sus propias necesidades. En Canadá, Stinson creó unos métodos de evaluación siguiendo las directrices de la investigación en la acción para el desarrollo comunitario (Stinson, 1979). En los Países Bajos, Jan de Vries ha explorado algunas alternativas partiendo de una firme base filosófica. El Instituto Nacional para la Educación de Adultos del Reino Unido fue pionero de la investigación participativa a través de su evaluación de la campaña de alfabetización para adultos del Reino Unido (Holmes, 1976). En Italia, Paolo Orefice y sus colegas de la Universidad de Nápoles han estado aplicando la metodología a sus investigaciones sobre la concienciación, a nivel de comunidad y de distrito, del poder y del control (Orefice, 1981). En Estados Unidos, el Centro Híghlander de Tennessee ha estado empleando durante varios años unos enfoques parecidos a la investigación participativa y muy recientemente para estudiar los temas de la propiedad y utilización de las tierras (Horton, 1981). 3. Investigación feminista Las críticas feministas a la investigación han sido parte de un estudio más amplio para encontrar una forma de trabajar con las personas de una manera que las potencie en lugar de prolongar su status quo. Tanto la investigación feminista como la investigación participativa intentan cambiar la base a partir de la que se generan los conocimientos. Dale Spencer ha descrito el campo de los estudios femeninos: Su naturaleza multidisciplinaria pone a prueba la disposición de los conocimientos en distintas disciplinas académicas; su metodología desglosa muchas de las diferencias tradicionales entre teóricas y empíricas, y entre objetivas y subjetivas. Está en el proceso de redefinir los conocimientos, en la recopilación y creación de los conocimientos (Spender, 1978). Además, Callaway ha demostrado qua a las mujeres se las ha excluido casi siempre de la producción de las formas dominantes de los conocimientos, y que las ciencias sociales no sólo han sido unas ciencias de la sociedad masculina sino también unas ciencias masculinas sobre la sociedad (Calleway, 1981). Spender incita a las mujeres a «aprender a creer nuestros propios conocimientos». Indica que es esencialmente importante que las mujeres comencemos e crear nuestros propios medios de producir y dar validez a los conocimientos, consecuentes con nuestra propia experiencia personal. Es necesario que formulemos nuestros propios criterios, ya que estamos destinadas a la desviación si seguimos comparándonos contra el patrón masculino. Esta es nuestra zona de aprendizaje, empleando el aprendizaje en un sentido muy amplio con una gran carga política y revolucionaria. (Spender ,78). 4. Debate y tratamiento Muchos de los desarrollos fueron revisados, tanto a nivel teórico como práctico, en un Forum Internacional sobre la Investigación Participativa celebrado en Yugoslavia en abril de l980. El forum reunió a unos 60 activistas y profesionales de la investigación de todos los continentes, entre los que casi la mitad de los participantes eran mujeres, una situación que raramente se da en los seminarios internacionales. Los objetivos del forum eran: (a) compartir y consolidar las experiencias en la investigación participativa; (b) el desarrollo de unas directrices prácticas; (c) reforzar las conexiones internacionales entre las redes de los distintos continentes, y (d) el desarrollo de estrategias de futuro. De estas deliberaciones surgieron una serie de asuntos o temas clave. Tanto en los grupos de trabajo como en los plenos teóricos, los participantes trataron estos temas con un sentido de exploración, autoclarificación, compromiso y respeto mutuo. 5. El investigador como estudiante El papel del investigador es un tema importante. Se ha sugerido que el investigador debe, (a) adquirir el compromiso de efectuar todo el proceso de la investigación participativa hasta que se haya concluido ésta; (b) evitar las acciones que pongan en peligro a los miembros de la comunidad, y (c) ver claramente y apoyar aquellos cambios que mejoren la situación de los grupos subordinados pertenecientes a una comunidad. Se reconoció que estos compromisos posiblemente estarían en contra de los intereses del investigador profesional, pero que el investigador, junto con la comunidad, aprende y se desarrolla gracias al proceso educativo. El investigador puede efectuar aportaciones importantes creando una nueva forma de comprender y unas nuevas realidades mediante las que ya no es un elemento independiente, facilitando una información nueva y ayudando a encontrar los fondos para desarrollar unas habilidades técnicas. En todos los casos, el investigador independiente se ocupa especialmente de crear una capacidad nativa para el análisis y la acción colectiva, y para que las personas implicadas generen nuevos conocimientos. Se ha analizado mucho el papel del intelectual orgánico en la investigación participativa. El término fue introducido por Antonio Gramsci, activista y político teórico italiano que escribió desde su celda de prisión en la década de 1930. Aunque al término suena extraño cuando no se encuadra en el conjunto del marco de trabajo de Gramsci, la idea tiene mucho que ver con lo que muchos educadores de adultos denominan como «la potenciación del pueblo a través del aprendizaje». El adjetivo «orgánico» significa que este tipo de de liderazgo surge de, y es alimentado por, la situación real de los obreros y los campesinos; este tipo de persona no es alguien independiente, aunque alguien que sea ajeno a la situación puede facilitar el desarrollo, la concienciación y los conocimientos necesarios. El término «intelectual orgánico» es realmente una expresión colectiva para la nueva concienciación de la clase obrera a través de su propia organización social, como ocurre con la formación de partidos políticos. Aunque la investigación participativa puede apoyar y ayudar a este tipo de organizaciones, nunca debería intentar sustituirlas. Los intelectuales orgánicos también son considerados como miembros individuales de la clase obrera/campesina, cuya conciencia y experiencia técnica se ha desarrollado gracias a la lucha activa y en la que uno de los medios puede ser la investigación participativa. Una tercera postura arguye que los intelectuales orgánicos pueden ser intelectuales de clase media que se han radicalizado mediante la acción y la lucha, y que se pueden situar en un continuum, desde aquellos que sólo se ocupan del trabajo intelectual —como puede ser la investigación participativa— hasta aquellos que se ocupan de un trabajo considerablemente manual así como intelectual. Generalmente se prefieren las dos primeras posturas. Sin embargo, es esencial profundizar en el estudio de la relación entra el intelectual orgánico y la investigación participativa. 6. Naturaleza de la participación Se ha empleado la participación para abarcar tanto microactividades, como puede ser el aprendizaje de las habilidades para saber leer y escribir, como macroactividades, como puede ser la organización popular de la lucha de clases a nivel nacional. Se ha argumentado que el papel específico de la investigación participativa se centra en el proceso de movilización del pueblo para que cree colectivamente nuevos conocimientos sobre sí mismo y sobre su propia realidad. De nuevo, esto forma parte del componente educativo del proceso. Se ha propuesto una distinción importante entre participación y manipulación, Bajo el pretexto de la retórica de la participación y las estrategias para involucrar al pueblo, los intereses externos podrían intentar manipular a los grupos comunitarios o pertenecientes a un marco laboral con el objetivo de la domesticación, la integración y la explotación. En contraste, la investigación participativa se considera como un muro de contención contra este tipo de manipulación, puesto que defiende y aporta la formación para efectuar un tipo de análisis crítico y colectivo que hace que el control y el aprendizaje quede en manos del pueblo, rechazando explícitamente la manipulación. También se han defendido las formas participativas de la acción social que siguen a este tipo de análisis colectivos. Un asunto metodológico clave es el problema de cuán colectivo debería ser el proceso de la investigación participativa en vista de las relaciones de poder internas, dentro de los propios grupos comunitarios o del marco laboral, y cuál es el grado de nuevo aprendizaje en el que se deben involucrar los individuos de un grupo. 7. Conocimientos populares Uno de los objetivos surgidos de la investigación participativa es la creación de los conocimientos populares. Para muchas personas, la investigación participativa es un proceso mediante el que se sacan a la luz los conocimientos «sin refinar» y poco estructurados —o, por lo menos, poco expresados— para incorporarlos en un conjunto integrado a través de su tratamiento, análisis y conocimientos «reflejados», obtenidos con o sin la ayuda de intelectuales aliados, y aquellos que tienen unas perspectivas más amplias y profundas. Los tratamientos de estos temas han destacado la interacción dinámica existente entre el tipo de tecnología práctica y la habilidad que poseen aquellas personas que viven en la situación y el tipo que se conoce como tecnología y habilidad oficiales. La identificación de los diversos medios para controlar este proceso de interacción, que se puede poner a disposición de los grupos comunitarios o del marco laboral locales, es un tema básico de estos tratamientos. Otra cuestión crítica es como relacionar la creación y la difusión de los nuevos conocimientos con la transformación social. Una postura es que la investigación participativa puede hacer que, mediante movimientos sucesivos del análisis popular en el tiempo, las personas pasen de considerar unas contradicciones periféricas de la realidad local, a fijarse de un modo más claro en unas contradicciones básicas que son las que realmente influyen y controlan sus vides. En el proceso, se dan cada vez más cuenta de cómo los grupos de poder son capaces de distraer su atención hacia unos asuntos periféricos y a corto plazo con el fin de poder mantener el injusto status quo. De este modo, la conexión de la acción a este tipo de análisis pasa de la acción que se ocupa de las necesidades a corto plazo a la acción basada en estrategias que provoquen un cambio social fundamental. 8. Materialismo histórico También es interesante ver la relación existente entre el materialismo histórico y la investigación participativa. Hay quienes defienden fervientemente que el método materialista histórico es básico para el proceso de investigación participativa, en contraste con un enfoque pragmático. En este caso, el análisis de las clases y la lucha de clases son ideas fundamentales; se puede considerar que los conocimientos creados popularmente en interacción con la metodología materialista histórica poseen un potencial muy rico que favorece el cambio social. Otra postura es la que mantiene que la investigación participativa debe abarcar una serie de enfoques analíticos y que el materialismo histórico ha sido, en ocasiones, un esfuerzo alienante y elitista. Sin embargo, hay un acuerdo considerable sobre dos puntos relacionados. El primero es que el empleo del método materialista histórico no debería ser dogmático, dado el hecho de que la investigación participativa es un proceso generativo. El segundo es que el método materialista histórico se puede emplear de formas estratégicas como, p. ej., para estudiar las esferas de clase dominantes (estado, corporativo) tanto a nivel universal como local. Un desafío popular es el de popularizar este tipo de conocimientos, interpretarlos y ver cómo quedan fijados en las mentes y en las manos de la gente que la clase dominante intenta excluir y dominar. 9. Autonomía local y luchas más generales En este campo existen diversos tipos de tensiones. Por ejemplo, se produce una tensión entre la necesidad de la autonomía local para un proceso específico de investigación participativa y la demanda de la acción coordinada social a nivel nacional o regional. Una lucha nacional debe ser algo más que un cúmulo de experiencias de investigación participativa a nivel local; les formas de las organizaciones populares desarrolladas por los movimientos sociales son complejas y variables, y están arraigadas en las condiciones politices y económicas locales. Debe observarse que, en ciertos momentos críticos, el proceso de investigación participativa a nivel local puede, de hecho, entorpecer el progreso de los movimientos sociales más generales por conceder demasiada importancia a la naturaleza localizada de los problemas. En consecuencia, se produce la necesidad de establecer unas normas básicas para los distintos niveles de lucha. De nuevo, la investigación participativa no se considera como una panacea. Sin embargo, existe un reconocimiento general de que, en ciertas fases, la investigación participativa puede enriquecer a las organizaciones sociales más generales. 10. Una cuestión de poder La cuestión del poder es un tema básico que surge de las tratamientos, debates y actividades de la investigación participativa. El hecho de si la investigación participativa tiene o no la capacidad de servir a los intereses específicos y reales de la clase obrera y de otros pueblos oprimidos es algo que sólo se puede juzgar a largo plazo. Para Gaventa, del Centro de Investigación y Educación Highlander de la zona de los Apalaches de Estados Unidos, el poder se puede describir de la forma siguiente: «A ejerce su poder sobre B cuando A afecta a B de una forma contraria a los intereses de B«. En esta idea, A puede ejercer su poder sobre B haciendo que B haga lo que no quiere hacer; A también ejerce su poder influyendo, formando o determinando los deseos de B (Gaventa, 1981). Entonces, ¿cuál es la manera en la que la investigación participativa puede ser útil para poner más poder en manos de los grupos populares y los pueblos oprimidos? Hay, por lo menos, tres posibilidades. 10.1 Desenmascarar los mitos Via Grossi (1981) ha examinada detenidamente la tarea de la investigación participativa como el punto inicial del proceso de desadoctrinamiento, que permite que el pueble se desligue de los mitos impuestos por la estructura de poder y que han evitado que puedan ver su propia opresión a vislumbrar las posibilidades de liberarse. En términos marxistas, la investigación participativa conduce al análisis de unas contradicciones secundarias que existen dentro de la sociedad (¿qué aspecto tiene la opresión en nuestro mundo?) hasta la determinación de unas contradicciones primarias (¿cuáles son las estructuras ocultas que dan forma a la sociedad?) y, posteriormente, a un proceso de acción. En este contexto, se puede considerar que la transformación estructural es el objetivo estratégica a alcanzar a medio o a largo plazo. Un proceso de investigación participativa, efectuado en conjunto con grupos populares (y baja su control), está diseñado para facilitar al análisis de las fases que llevan a ese objetivo. 10.2 La creación de los conocimientos populares Las fases de desadoctrinamiento perfiladas par Via Grossi (1981) se tratan en los documentos de trabajo sobre los métodos empleados durante los últimos años por el Grupo de Investigación Participativa, con sede en Toronto. Estos informes describen una diversidad de métodos para desarrollar y poner en marcha los análisis colectivos. Entre éstos se incluyen: la representación dramática, dibujos, fotografías temáticas (tanto imágenes como en formato de fotonovela), cintas de vídeo, reuniones, radio y encuestas, que sirvan como un medio de ayudar a la gente a examinar las capas más profundas de la estructura social. Este tipo de acción puede conducir a la sistematización de los nuevos conocimientos; unos conocimientos que no han sido generados por los creadores ideológicos dominantes que están en la superestructura, sino que han sido generados y que están de acuerdo con las experiencias y la opinión universal de la gente corriente. FaIs Borda ha contribuido al tratamiento de los conocimientos populares con su informe sobre Las Ciencias y la Gente Corriente (Fals Borda, 1980). Afirma que la creación de las conocimientos que provienen del pueblo contribuyen a la realización de las ciencias del pueblo, que sirven y son comprendidas por la gente corriente, y que ya no perpetúan el status quo. El proceso de este nuevo paradigma supone: (a) devolver une información el pueblo en el idioma y en la forma cultural en los que se originó; (b) que el control del trabajo lo ostenten las movimientos populares y básicos; (c) popularizar las técnicas de investigación; (d) integrar la información como base del intelectual orgánico; (e) mantener un esfuerzo consciente en el ritmo de trabajo de acción/reflexión; (f) reconocer las ciencias como parte de la vida diaria de toda la gente y (g) aprender a escuchar. La creación de los conocimientos populares es una forma de actividad antihegemónica, un instrumento en la lucha por controlar lo que es el orden del día social. En términos de Gaventa, se puede considerar que los conocimientos populares eviten que aquellos que están en el poder conserven el monopolio de determinar los deseos de los demás, trasladando, de este modo, el poder real a aquellos grupos ocupados en la producción de los conocimientos populares (Gaventa, 1981). 10.3 Contribución a la organización La investigación participativa está concebida como un proceso completo de investigación, educación y acción. Cuando se trata le cuestión del poder, se observa de manera mucho más clara que los dos primeros aspectos no significan nada en ausencia del tercero. Pero le acción se debe explicar con más profundidad. Tras varios años de compartir información y resultados, es evidente que la acción más corriente y la más necesaria es la de organizar, en sus distintas fases. Ha significado el apoyo a los esfuerzos realizados por los agricultores, o los grupos de mujeres, o los comités sanitarios de los obreros, o los vecindarios, o los campesinos, para reunirse y entender los temas y tratar sobre las opciones. Ha significado crear alianzas con otros movimientos sociales y reforzar los lazos de unión de varios sectores progresistas. Sin embargo, la acción no es un sustituto de la organización de los propios movimientos populares. Subrayando el análisis colectivo y lo elaboración conjunta de las opciones y de las soluciones, el proceso de investigación participativa refuerza el potencial organizativo de aquellos grupos que la utilizan. 11. El poder ¿para quién? Seña errónea asumir que el uso inocente e incontrolado de la investigación participativa redunde en una potenciación del poder por parte de aquellos que están en la base de la sociedad y que no lo ostentan. Sin el control sobre el proceso de investigación participativa, la experiencia he demostrado que el poder es fácilmente acumulable para aquellos que ya lo controlan. A este respecto se he producida cierta falta de claridad en algunas da los primeros informes sobre investigación participativa, terminando en la interpretación errónea y en la manipulación. 11.1 Investigadores profesionales Le investigación participativa ha sida empleada por algunos investigadores como una forma de obtener ideas y puntos de vista a los que normalmente no hubieren podido tener acceso o llegar a conocer. Algunos escritos, que subrayan la necesidad de una mayor exactitud científica, han incitado, involuntariamente, a los abusos de la investigación participativa, incluyendo la manipulación de grupos por parte de los investigadores. La investigación participativa se ha convertido en la clave con la que estos investigadores han conseguido más poder para sí mismos dentro del status quo académico, admitiendo incluso que el mundo académico da margen a una gran cantidad de distintas posturas ideológicas. En estos casos los practicantes de la investigación participativa han acrecentado el proceso del control ideológico, dando más poder a las instituciones estatales para las que trabajan. Pero para ser justos, la investigación participativa también ha legitimado el trabajo realizado por ciertos investigadores para apoyar a diversos grupos populares, con el consiguiente resultado del traspaso de habilidades y recursos de la institución a la comunidad o el marco laboral. 11.2 El estado Algunos activistas y trabajadores sociales han considerado la investigación participativa como una forma de hacer que la gente acepte un cargo, una acción o una política que los trabajadores sociales, los educadores de adultos u otras personas creen son importantes para sus objetivos. Además, la investigación participativa puede ser alterada para convertirla en una poderosa herramienta que consiga introducir las ideas predominantes del estado en las mentes de algún sector de la población especialmente disidente. Muchas organizaciones utilizan los estudios o las comisiones como la excusa para no actuar, Normalmente se les presenta como estamentos que «toman el pulso al pueblo». No obstante, las horas de debate, los resultados obtenidos de los testimonios y las grandes sumas de dinero se pueden esfumar sin haber tratado los problemas reales. Queda la cuestión de saber qué es lo que ocurre después de que la gente haya intervenido a favor de estos temas, haya llegado a acuerdos o haya saboreado lo que representa oponerse a las fuerzas dominantes de ese momento. ¿Existe un recuerdo del poder capaz de resurgir en el futuro? Acaso uno de los papeles de la educación de adultos es el de no dejar que esos recuerdos se desvanezcan y basarse en el momento, el aprendizaje y el análisis colectivo que pueden generar las investigaciones? 11.3 Grupos populares y nexos de unión con los movimientos sociales En los casos en que los grupos populares han tenido el control, el proceso de investigación participativa ha cedido un mayor poder a ciertos grupos. El estudio sobre el Uso de la Tierra en los Apalaches, realizado con una coalición de grupos de ciudadanos y con cierto apoyo del Centro Highlander de Investigación y Educación, ha aportado unas pruebas dramáticas en cuanto a unas políticas tributarias irregulares, y que está provocando que varios estados establezcan leyes y pasen a la acción. Nos encontramos frecuentemente con que el investigador y el grupo base no son las únicas partes involucradas; normalmente también hay una tercera parte: la que aporta los fondos. En ciertas experiencias, quien aporta los fondos ha sido quien ha puesto las mayores dificultades para mantener la integridad del trabajo. Las políticas de asignación de fondos de los gobiernos pueden, por ejemplo, estar distribuidas en procedimientos que regulen a ciertos grupos de la sociedad como, p. ej., a inmigrantes y a pueblos nativos. La investigación efectuada con grupos populares que reciba una aportación estatal de fondos se verá frecuentemente sujeta a este tipo de intervención y de influencia. Asimismo, lo que ocurre cuando los investigadores independientes solicitan fondos actuando como intermediarios para un grupo de organizaciones populares, tampoco es totalmente satisfactorio. En ocasiones, esto ha llevado a una situación desagradable en la que se presentan las necesidades y las debilidades de algunos sectores de la población para obtener subvenciones de quienes aportan los fondos, con el resultado de que los fondos van a parar a los investigadores y al grupo intermediado y no siempre a los grupos básicos reales a los que se iba a dedicar el trabajo a efectuar. Actualmente, los mejores resultados de este trabajo se pueden obtener mediante la mejor integración con grupos que representan intereses progresivos básicos y que se pueden caracterizar como movimientos sociales. Esto supone trabajar en unas condiciones en las que el movimiento tiene la habilidad de controlar y dar forma al proceso de organización y de política más general, con independencia de las posibles actividades de investigación participativa. Trabajar con este tipo de movimientos sociales constituye un canal natural para las energías de movilización y la creatividad de la investigación participativa, que alimentan la lucha en mayores dimensiones. Significaría, por ejemplo, trabajar dentro del marco del movimiento feminista, de los sindicatos obreros, de las organizaciones políticas de los pueblos indígenas, de los grupos de investigación de interés público, de las asociaciones de arrendatarios o de los grupos de trabajadores que no poseen tierras. Bibliografía
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